*Roberto Lisart es Coordinador del Área de Cultura de
EUPV, y asesor del grupo parlamentario, militante del colectivo de Segorbe,
inicia una serie de perfiles de candidatos a las elecciones municipales y
autonómicas de esta formación que concurren a las elecciones del 24 de mayo de 2015.
A continuación os dejamos el primer retrato, como él lo
llama, dedicado a nuestro candidato a la alcaldía por Altura: Manuel Ibáñez.
MANUEL IBÁÑEZ, EL CARPINTERO VALIENTE
Acostumbrados a tanto empresario timorato y a la fuerza
reservado, que debe mantener una posición apolítica, o directamente amorfa, -o
sea, sin una forma reconocible-, no sea que se me vayan a ofender, para poder
vender y prestar servicio profesional a tirios y troyanos, de verdad que
siempre nos ha sorprendido la posición política de Manuel Ibáñez Arnau,
candidato a la alcaldía de Altura por EUPV. Parece algo asentado que la
gente que tiene un pequeño taller, una tienda, o un servicio de distribución
comercial, se vea abocada a mantener esta apariencia de neutralidad política
que deben disfrazar de la manera más conveniente a la discreción. Ibáñez
trabaja en una pequeña carpintería, grande en oficio, un modesto taller al que
dedica los trabajos y los días. Es este un combate a muerte, una lucha por
mantener el trabajo de la madera artesano, a medida y al gusto del cliente, en
la que está embarcado desde mas de 30 años, arrojando azúcar a un mar océano,
salado, de vulgar kit prefabricado. Ibañez ha conseguido hacer la armariada y
el vestidor de los unos y los otros y su profesionalidad le ha blindado contra
represalias de caciques.
La tesis es la siguiente: si tienes un taller, si eres
un autónomo, no tienes un jefe al uso, pero tienes algún cliente tirano y
también tienes a Montoro, que al tiempo que amnistía a sus amigachos, te saca
los hígados y niega al emprendimiento los derechos de los trabajadores con
contrato laboral. Además, sabemos por buena fuente que el texto del Manual del
Emprendedor Asfixiado, (MEA) en su Artículo 22, dice: “el autónomo debe ser
apolítico por naturaleza, de grado o por fuerza, y hasta extremos que rayen con
la imbecilidad si fuera preciso y debe asentir con cara de cretino sorprendido
cuando su cliente lance una perorata”. El cliente siempre tiene la razón, en lo
divino, en lo humano, en lo futbolístico y en la política. Pero Ibáñez no hace
caso al MEA y siempre ha tenido perfil propio. Todos en el Alto Palancia, saben
que es muy capaz de matar siete moscas de un golpe, sacudir la modorra
institucional, acabar con el clientelismo pepero local y cambiar la opacidad
por transparencia, tan pronto lleguen al ayuntamiento. Está bastante claro que
no va proceder a nacionalizar (municipalizar) los medios de producción, incautando
acaso hasta la propia carpintería, pero sí que lanzará un plan de empleo
urgente, hasta donde la iniciativa de la corporación municipal pueda,
fomentando las posibilidades del turismo y la recuperación del patrimonio como
motores económicos. Pugnará por captar recursos de Castellón, Valencia, o
Madrid, teniendo en consideración prioritaria a parados de larga duración y
sobre todo los jóvenes, carne de cañón a precio de saldo, arrojados del trabajo
con la excusa de la crisis por un vómito nauseabundo, ya desde el inicio de la
digestión, por el esófago putrefacto del mercado.
Hombre apasionado y coherente, Manolo parece un tornado
dialéctico y defiende sus convicciones hasta el puro agotamiento. Es un
interlocutor cualificado, junto con el colectivo de EUPV, de amplios
sectores del tejido social alturano. Nunca antes ha sido candidato a la
alcaldía, más por promover un relevo generacional que por carecer del mimbre y
virtudes necesarias de las que anda sobrado. Le acompaña una candidatura
fuerte, confrontada, de jóvenes comprometidos, que luchan contra el descrédito
de la realidad, y en la que destaca por su posición y compromiso Elena Cáceres
y José Blasco, que bien merecerían uno de estos (que os ofrezco) personales
retratos con retoques. No hay que dramatizar la situación. En Altura lo tienen
que tener claro pues saben cómo acabar con esta infamia y nadie lo puede hacer
mejor, contra la desidia y los intereses creados, que este grupo aguerrido, con
programa, organización y convicciones que lidera sin aspavientos Manuel
Ibáñez, un carpintero valiente, sobradamente preparado.
Cuando no haya nada por que rebelarse deberemos rebelarnos porque no hay nada por que rebelarse. Ese es Ibañez
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